Diseños inspirados en las leyendas de los Pueblos Originarios. Ilustraciones propias.

Colección Irupé, inspirada en la leyenda de la Flor del Irupé.

Colección Irupé.

Diseños ilustrados inspirados en la leyenda de la Flor del Irupé.


Cada producto Assunta design lleva una estampa con una historia única y el respeto por nuestras raíces culturales.

Cada artículo conecta y transmite una herencia cultural a través de las imágenes en cada estampa hecha a mano, inspirada en la leyenda de los pueblos originarios. Historias vivas transmitidas de generación en generación.


Cuenta la Leyenda que, hace mucho tiempo, a orillas del río Paraná, tenían sus asentamientos las tribus guaraníes. Allí vivía Irupé, una joven que añoraba parecerse a la luna; quería tener su blanca piel y su hermoso resplandor, así que todas las noches se quedaba mirando al astro esparcir su luz desde las alturas.

 Un día, subió a los árboles más altos e inútilmente tendió los brazos para alcanzarla y tomar aunque sea un poco de su resplandor, pero se daba cuenta de que era inalcanzable. Sin perder la esperanza y cegada por su terquedad, trepó a la montaña y allí, en la cima, estremecida por los vientos, esperó poder alcanzar la luna pero también fue en vano. Entonces caminó y caminó, por largas llanuras, para ver si llegando a la línea del horizonte la podía alcanzar, hasta que sus pies empezaron a dolerle y decidió volver a su tribu.

 Una noche, al mirar en el fondo de un lago, vio a la luna reflejada en la profundidad y tan cerca de ella que creyó poder tocarla con las manos. Sin pensar un momento se arrojó a las aguas y fue a la hondura para poder tenerla. Tan hondo nadó la joven, que desapareció entre las aguas y nunca más se supo de ella.

Se dice que Tupá, dios supremo de los guaraníes, creador de la luz y el universo, decidió darle un regalo y convertirla en una hermosa flor cuyas hojas tienen la forma del disco lunar, de hojas redondas que flotan sobre el agua y cuyos pétalos del centro son de un blanco deslumbrante, como la luz de la luna, y los envuelven amorosamente pétalos rojos, como los labios de Irupé.


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