Colección Yasí.
Diseños ilustrados inspirados en la leyenda de la Yerba mate.
Cada producto Assunta design lleva una estampa con una historia única y el respeto por nuestras raíces culturales.
Cada artículo conecta y transmite una herencia cultural a través de las imágenes inspiradas en las leyendas de los pueblos originarios.
Historias vivas transmitidas de generación en generación.
Cuenta una vieja leyenda Guaraní que Yasí, la diosa Luna, quiso conocer la tierra y ver con sus propios ojos las maravillas de la tierra que apenas podía ver desde el cielo.
Un día con su amiga, Araí, la diosa Nube, bajaron a la tierra en la forma de dos jóvenes hermosas.
Cansadas de recorrer y maravillarse, buscaron un lugar donde descansar.
Vieron una cabaña entre los árboles pero cuando se dirigían hacia ella para poder dormir, descubren un yaguareté acechándolas en una roca cercana y salta sobre ellas con las zarpas listas.
Se oye un silbido. El yaguareté cae atravesado por una flecha, herido de muerte.
El salvador era un cazador que al ver a las jovencitas indefensas, se compadece y también les ofrece la hospitalidad de su casa.
Las muchachas aceptan y lo siguen hasta la cabaña que habían visto antes.
Les presenta a su esposa y a su joven hija que le ofrecen una rica tortita de maíz, su único alimento.
Cuando las mujeres se van a buscar el mejor sitio para las visitas, el cazador les cuenta que decidieron vivir solos en el monte alejados de su tribu, para salvar y conservar las virtudes que tenía su bonita hija. Un tesoro para ellos.
A la mañana siguiente, Yasí y Araí agradecen sinceramente a la familia su hospitalidad y se alejan.
Una vez en el cielo, Yasí, no pudo olvidar su aventura en la tierra.
Cada noche que veía al cazador y a su familia, recordaba su valentía y generosidad.
Sabiendo de su sacrificio filial, decide premiarlos con un valioso regalo.
Cierta noche, Yasí recorre los alrededores sembrando unas semillas mágicas.
Han nacido y crecido unos árboles de hojas color verde oscuro con pequeñas flores blancas.
El hombre y su familia contemplan asombrados estas plantas desconocidas que aparecieron durante la noche.
De repente, un punto brillante del cielo desciende hacia ellos con suavidad y reconocen a la doncella que durmió en su casa.
—Soy Yasí, la diosa Luna —les dice—.
He venido a traerles un presente como recompensa de vuestra generosidad. Esta planta, que llamarán “caá”, nunca permitirá que se sientan sólos y será para todos los hombres un especial símbolo de amistad.
También he determinado que sea vuestra hija la dueña de la planta. Ella vivirá por siempre y nunca perderá su bondad, inocencia y belleza.
Después de mostrarles la manera correcta de secar las hojas, Yasí prepara el primer mate y se los ofrece.
Satisfecha regresa a el cielo.
Pasan muchos años y luego de la muerte de sus padres, la hija se convierte en la deidad cuidadora de la yerba mate, la Caá Yarí.
Esa hermosa joven que pasea entre las plantas, susurrándoles y velando su crecimiento. A ella, también confían su alma los trabajadores de los yerbales.