Colección El Hilo de Kütral.
Estampas ilustraciones inspiradas en la leyenda de las Mariposas.
Cada producto Assunta design lleva una estampa con una historia única y el respeto por nuestras raíces culturales.
Cada diseño conecta y transmite una herencia cultural a través de las imágenes inspiradas en la leyenda de los pueblos originarios.
Historias vivas transmitidas de generación en generación.
Hace muchas lunas, en tiempos en que los Ngen aún caminaban entre los humanos y la tierra hablaba con voz de río, vivía una joven llamada Rayén, que había nacido sin sueño.
No dormía como los demás, pero tampoco soñaba con los ojos abiertos.
Las Machis decían que su alma estaba desenredada como un telar roto.
Un día, mientras recogía piñones al pie del gran Pewen sintió que el suelo temblaba suave. De entre las raíces brotó una chispa. No quemaba pero brillaba roja como el atardecer.
Era el Kütral, el fuego sagrado. El primero que los antiguos usaban para hablar con el mundo invisible.
Del centro del fuego surgió una figura de humo y ceniza. Antü Küyen, la hija del sol y la luna enviada por los Ngen.
En sus manos llevaba un hilo ardiente, largo como los ríos del sur.
—Este hilo no se ve con los ojos —dijo la figura—. Solo quienes buscan su Rakizuam (pensamiento verdadero) pueden sentirlo.
Rayén tocó el hilo, y en ese instante vio lo que podía llegar a ser: una tejedora de historias, una sanadora del alma, una recordadora de lo perdido.
No tenía que dormir para soñar. Su sueño era su camino.
Desde ese día tejió con fuego invisible. En cada pieza ocultaba símbolos antiguos: huellas de pájaros, ojos de Ngen, fragmentos de estrellas.
Los que llevaban su arte no sabían por qué, pero algo dentro de ellos comenzaba a arder suave… como si un hilo los llamara desde adentro.
Se dice que Rayén no murió, solo se hizo viento.
Y que cuando una persona siente que no sabe su propósito, el hilo del kütral aparece invisible pero ardiente, para mostrarle su Rakizuam.